Una de las preguntas más frecuentes que se hacen aquellos preocupados por el medio ambiente es la siguiente: ¿Tiene solución el problema del cambio climático? A grandes rasgos, es una cosa difícil de prever, tal y como hemos visto en publicaciones anteriores son muchos los campos afectados por la situación climática. Es por esto que los expertos han determinado puntos de inflexión en los que, si se cruzan, la situación se vuelve irreversible. En el post de hoy, hablaremos de dos de ellos.
Los tipping points o puntos de inflexión hacen referencia a aquellos sistemas que, una vez han conseguido el equilibro, estos empiezan a comportarse de una manera diferente a la que tenía hasta el momento. Traducido al cambio climático, los tipping points son aquellas líneas imaginarias que, una vez cruzadas, ya no hay vuelta atrás. Desde los inicios de la crisis climática, se han establecido varios puntos de no retorno para medir el impacto del cambio climático en los ecosistemas.
Uno de ellos el derretimiento del permafrost y la liberación de metano. Tal y como nos indica su nombre, el permafrost es aquello permanentemente congelado. Este se encuentra en áreas glaciales tales como Canadá, Alaska, Siberia, Tíbet, Noruega y en varias islas del océano Atlántico sur como las islas Georgias del Sur y las islas Sandwich del Sur. Hasta el momento, el permafrost ha acumulado cantidades considerables de carbono orgánico. El gran problema que reside en esta cuestión es que, a más se derriten estas capas de hielo, más se emiten gases de efecto invernadero como el metano o el C02.
El metano es un gas de efecto invernadero 28 veces más nocivo que el C02. Su liberación genera un círculo vicioso, pues una vez fuera del permafrost este calienta la temperatura de la tierra y el hielo vuelve a derretirse. Esta situación se conoce como realimentación positiva, el sistema pierde el equilibrio llegando a conseguir que se derritiese todo el permafrost hasta que ya no hubiese más metano por liberar. El científico experto en cuestiones medioambientales Dr. Boris K. Biskaborn, del Instituto Alfred Wegener, predice que el derretimiento del permafrost podría aumentar las temperaturas hasta en 0,27°C para el año 2100.
Otro de los puntos de no retorno a destacar es la desforestación en el Amazonas. Este hecho se está acercando peligrosamente al tipping Point indicado, pues los científicos ya advierten que grandes extensiones pobladas de árboles podrían convertirse en sabana.
Según el artículo en la revista Science de Thomas Lovejoy, profesor del George Mason University de Estados Unidos: “corremos el riesgo de perder uno de los mayores tesoros biológicos del planeta a cambio de muy poco”, pues los árboles son grandes almacenes de dióxido de carbono nocivo para el planeta y su tala supondría una relación directa con la subida de temperatura del planeta.
Tal y como se observa, la situación ha adoptado matices difíciles de solucionar, las líneas de la solución son muy finas y el ser humano juega permanentemente a poner a prueba al planeta. Sin saber que, una vez se hayan pasado estos puntos, ya no habrá vuelta atrás.
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