A día de hoy, ya hemos visto que existen muchas organizaciones dedicadas a la preservación del planeta y sus ecosistemas. Estas organizaciones, como Blue Carbon, no son perfectas. Nadie lo es, pues en la actualidad es inevitable hacer determinadas acciones que deterioren el planeta. Estamos hablando de actos tan sencillos como encender la luz o cargar el móvil. Cosas imprescindibles que, si no las hiciéramos, probablemente retrocederíamos muchos años en el tiempo. Estas acciones dejan un rastro en nuestro entorno, también conocido como huella de carbono. En el post de hoy, hablaremos sobre esta y las maneras que el ser humano tiene de compensarla.
Entendemos por huella de carbono como la cantidad de emisiones de gases efecto invernadero que los humanos producimos al realizar nuestras actividades cotidianas. Esta huella está en las acciones más sencillas que nos podamos imaginar. Por extremo que parezca, pequeñas acciones como cargar el móvil hasta conducir o encender la luz suponen un gasto de energía bastante difícil de recuperar. A más las hacemos, más grande es la deuda que tenemos con el planeta, pues cada una de ellas emite unos gases que conforman nuestra huella de carbono además de perdurar en la atmósfera y contribuir al calentamiento global. Se expresa en toneladas de C02 emitidas. El proceso de emisión de C02 es que, a partir del ejercicio de estas acciones los gases liberados suponen el consumo de combustibles fósiles y la emisión de gases de efecto invernadero. Estos gases absorben el calor, lo que se traduce en un aumento de la temperatura lejos de lo que debería ser en condiciones normales.
Hasta el momento, la huella de carbono se ha incrementado considerablemente. Según sostiene la global FootprintNetwork, desde 1961 se ha multiplicado por 11 además, ha alcanzado el 60% del impacto total del hombre en el medio ambiente. Desde la plataforma de TheNatureConservancy señalan que, para 2050, la huella de carbono personal debe reducirse al menos dos toneladas al año. Con esta situación, las Naciones Unidas introdujeron medidas al respecto, de ahí que uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos por la ONU, en concreto el número 13, se centre en la integración de medidas urgentes en contra del cambio climático, en concreto por parte de los países en desarrollo para que en sus economías integren acciones bajas en emisiones de C02.
Sabemos que son imprescindibles, pero la dosificación de estas acciones es tan necesaria como realizarlas, y esta es una de las medidas que podemos tomar nosotros como humanos ajenos a grandes organizaciones medioambientales. Las pequeñas acciones son las que marcan el cambio. Otra manera de contribuir al planeta es compensando nuestra huella de carbono con acciones que contribuyen al planeta, aunque sea en otros aspectos también iguales de importantes, como por ejemplo, la reducción del plástico o apoyando el comercio local y consumiendo cosas de proximidad. No es una cuestión de acciones, estamos hablando valores. Únete a Blue Carbon.
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