Blue Carbon es un proyecto que se sustenta en pilares muy diversos. Uno de ellos, y quizás el más importante, es proteger la posidonia mediterránea. Por su proximidad y sus capacidades para retener carbono, desde Blue Carbon nos sentimos con la responsabilidad de devolverle todo lo que esta hace por nosotros. No obstante, la posidonia es un alga más de las muchas que se encuentran en los océanos, cada una con sus propiedades. En el post de hoy, hablaremos de los bosques de algas, uno de los ecosistemas marinos más productivos y dinámicos de la Tierra.
Los bosques de algas (también llamados bosques de kelp o de quelpos) son áreas subacuáticas con una alta densidad de algas pardas. Como todos los rincones del planeta, estos ecosistemas marinos se encuentran amenazados por el cambio climático. También son conocidos como bosques azules, y, aunque no correspondan a más del 10% de la tierra, almacenan tanto carbono como un bosque terrestre.
Por un lado, los bosques de algas están sufriendo alteraciones debido a la situación que nos encontramos. Desde hace una década, el aumento de la temperatura de los océanos y mares y la contaminación, ha provocado muchos desequilibrios. Uno de los más importantes es la entrada de especies invasoras en lugares donde antes no podían.
El calentamiento de las aguas ha potenciado el crecimiento de otras algas en zonas que no corresponden a su naturaleza, esto hace que unas algas desplacen a las otras y finalmente termine por haber una alteración global. Uno de los ejemplos más claros el crecimiento de algas alóctonas en el mediterráneo. Esto hace que ecosistemas que antes eran muy diversos, ahora se vean reducidos solo a un tipo de alga.
Además, otro de los efectos que provoca este aumento de las temperaturas está relacionado con la fauna. Según a Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW), la subida de las temperaturas ha provocado la reproducción masiva de peces tropicales que se alimentan de las algas.
Por otro lado, y aunque resulte contradictorio, los bosques de algas son unos grandes aliados en contra del cambio climático. Según un estudio publicado en la revista Current, “el cultivo de algas en solo el 3,8 por ciento de las aguas federales de la costa californiana —o un 0,065 por ciento del océano global disponible para cultivar macroalgas— podría neutralizar las emisiones del sector agrícola estatal de 50 000 millones de dólares(…) En total, el estudio concluye que hay 48 millones de kilómetros cuadrados de océano aptos para el cultivo de algas.”
Esta investigación también ha demostrado que añadir algas a la alimentación del ganado puede reducir hasta un 40% las emisiones de metano que conllevan los gases emitidos por las vacas y otro ganado de pasto.
Con todo, vemos que los bosques de algas son unos aliados potenciales de combatir el cambio climático, no obstante, no podemos delegar toda la lucha en ellos, pues hemos llegado a un punto que las medidas deben ser más agresivas. Únete a Blue Carbon y ayúdanos a parar esta amenaza.
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