Durante el transcurso de este blog se han ido tratando varios ecosistemas y sus evoluciones a lo largo de la crisis climática actual. Habiendo analizado y estudiado por separado muchos de ellos, podemos concluir que la situación no solo es mala sino que los afecta a todos. En el post de hoy, trataremos los ecosistemas más afectados y los criterios que siguen las grandes organizaciones para su elección.
Valorando que todos los rincones del planeta han quedado afectados por el cambio climático, elegir cuáles son los más afectados así como los criterios utilizados para decidirlo ha sido una tarea muy difícil. Es por eso que, a la espera de lo que la UNESCO concluyera, varios científicos se adelantaron para estudiar la situación del peligro que corrían los ecosistemas. Como ejemplo tenemos el estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que publicó en la revista PLOS ONE, la primera lista de referencia para que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) elaborase una parecida sobre animales y plantas en riesgo. Las conclusiones de ambos listados no fueron iguales, pero sí muy parecidas, pues en ambos consideraron prácticamente los mismos ecosistemas como los más perjudicados, siendo estos algunos de ellos: Los arrecifes de coral del Caribe (Belice) y los bosques de galería de la cuenca del río Senegal (Parque Nacional Niokolo-Koba). El Parque Nacional de los Everglades (Estados Unidos), junto a los bosques tropicales, sobre todo los de la cuenca del Congo en la República Democrática del Congo, además de los de Honduras (Río Plátano), Indonesia (Sumatra) y Madagascar (Atsinanana). Hoy en día, con los resultados de la UNESCO encima de la mesa se consideran 48 lugares de Patrimonio Mundial en peligro de extinción.
Aún así, esto tampoco debería sorprendernos si tenemos en cuenta los datos del comunicado de la Universidad de Hong Kong de 2016 informando sobre la situación climática del momento. Considerando estos datos, destacamosel 82% de los procesos valorados mostraron evidencias del impacto del cambio climático. Además, lo que hasta hace muy poco pensábamos que solo ocurría en climas extremos o en países tercermundistas también ocurre en Europa. Otros fenómenos también visibles son la subida del nivel del mar, las olas de calor, inundaciones, las sequías y las tormentas más frecuentes.
Para ofrecer datos más específicos a continuación hablamos de dos de los ecosistemas más dañados: El Mar de Aral y los Bosques de acacias en la cuenca del Río Senegal.
En el primer caso encontramos que este mar ha pasado de ser el cuarto lago más grande del mundo a no aparecer ni tan solo entre los veinte primeros. De hecho, solo resiste un 10% de la superficie que un día superó los 67.000 km². Y, aunque hoy en día hay una intención de recuperarlo, los expertos dictaminan la imposibilidad de una recuperación total, ya que de su biodiversidad original (en concreto 28 especies de peces y plantas) ya no queda nada.
El caso de los bosques de acacias que comprenden la cuenca de Senegeral, Maui y Mauritania es parecido. Actualmente este ecosistema también está sufriendo una desecación que se ha llevado la vida de cientos de especies animales y vegetales. Y no solo eso, pues también está forzando el desplazamiento de las comunidades que habitan en la zona.
Con todo, vemos que la situación de los ecosistemas es muy complicada y cada vez afecta en regiones más concretas así como a las especies y personas que habitan en ella. Únete a Blue Carbon, salvemos el planeta.
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